
Un mes después de la grave lesión de rodilla y una vez has pasado
por el quirófano, ¿cómo te encuentras de ánimo sabiendo que un golpe mala
suerte te ha privado de tus primeros Juegos Olímpicos?
Mentalmente, me encuentro mucho mejor. Aunque hay momentos de cierto
bajón, he asumido con entereza lo que me ha pasado y cada día lo llevo mejor.
Físicamente, voy muy poco a poco. Ni quiero ni puedo acelerar mi recuperación.
No tengo ninguna prisa.
Imagino que el fin de semana de junio en que tus compañeras de selección
consiguieron la clasificación para Río recibirías muchas muestras de cariño y
afecto…
Ese fin de semana fue casi el peor momento de todo este proceso,
incluso más que el día que me comunican la gravedad de la lesión. Era una
mezcla de nostalgia y tristeza por mí, y de alegría por ellas. Todas se
portaron muy bien conmigo. Recibí mucho apoyo. Fue muy emocionante.
Eres muy joven, todavía no has cumplido los 19 años, te queda mucho
rugby por delante… Al final, has de quedarte con la parte positiva de esta
historia, ¿verdad?
Efectivamente. Al principio, reconozco que me era imposible sacar
alguna conclusión positiva de esto que me ha pasado. Pero poco a poco, me
encuentro más optimista. Me quedo con las experiencias que he vivido y las que
me quedan por vivir. Saldré de ésta y saldré más fuerte.
A pesar de tu grave lesión y de la rabia de no poder ir a Rio,
estarás orgullosa de que tu deporte haya clasificado las dos selecciones para
los Juegos. ¿Puede este éxito ser el impulso que necesitaba el rugby español?
Ojalá sea así. Desde luego, tanto los chicos como las chicas se lo
merecen. Llevan muchos años luchando y salvando obstáculos de todo tipo. Y sí,
creo que esta doble clasificación olímpica va a contribuir a que el rugby
español, tanto el 15 como el 7, sea más valorado, seguido y reconocido.
Por último, haznos un pronóstico. ¿Crees que la selección femenina
puede optar a medalla en Rio?
Es muy difícil, la verdad. En Río el nivel de todas las selecciones
presentes es altísimo. Pero también creo que mis compañeras acuden sin presión
y están en su mejor momento. Y esto las hace más peligrosas.
Fuente: Proyecto FER
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