Gran partido de rugby el disputado entre Wondervra y Akra Barbara el sábado pasado en Montemar.
Sufriendo los desajustes propios de los vehículos de alto kilometraje sometidos a altas temperaturas y poco mantenimiento -amén de algún que otro vicio oculto- los 'rosinegros' y los de azul ofrecieron un partido que no podríamos calificar de 'dinámico', ágil' o 'proactivo', pero que sí tuvo la sal y la pimienta de los clásicos locales del viejo football de la ciudad de rugby*. Y es que el juego del balón oval veterano -el que se juega entre caballeros- de la zona metropolitana de Ἂκρα Λευκή tiene ya su derby. Que no es poco.
El encuentro, dividido en tres partes de 20 minutos, tuvo un tempo estable dentro de la disonancia. Rejuvenecido y con cambios el Akra respecto al anterior encuentro, avejentado y justito de unidades el local esta vez. Las estrategias más o menos quedaban definidas desde el vamos: jugar ancho y rápido los unos e intentar jugar juntitos los otros, traicionando los principios de rugby total y desenfadado que marca tendencia dentro de la franja geográfica determinada por el Vinalopó, el Segura y el Muro de Alcoi. Sin renunciar, eso sí, a la locura ni al 'killer instinct' de matar ancho al ida y vuelta si pintaba la ocasión.
Como suele suceder en este tipo de tejes, lo que al final acaba definiendo el maneje es el trabajo en las fases de conquista de balón (que te garantiza no encajar puntos mientras lo guardes con cierta eficiencia) e intentar errar el mayor número de placajes posibles cuando no se tiene el mismo. Y quizá ahí fue un pelín superior el peterpanazgo entrenado por Samartano, sabedor que partidos como el del sábado se cocinan a fuego lento. Tackleando duro, culeao.
Huelga decir que cada ruck, montonera o maul fueron auténticas orgías de hombres vestidos de corto. El desaliño de cuerpos y miembros recordaba más al área de Anatomía II de los sótanos de la Complutense que a un encuentro de rumbys fino, pero el arbitraje a tres bandas entre el Chino (árbitro oficial, miles de gracias por tu inmensa labor) y un par de cabecillas por bando contribuyó a que las damas allí presentes -que reclamaban 'rugby', 'rugby'- pudiesen registrar algo de juego en sus flamantes smartphones. Se rumorea que hay repeticiones en HD.
El resultado, como siempre, es lo que menos importa a estas alturas del viaje. El Doc volvió a cuidarnos desde arriba y, si se le escapó algún raspón o torcedura, el gran Manolo Cano pudo a arreglarlas a pie de pista. Con la tranquilidad que ello implica. Eso es lo verdaderamente importante.
Tras el choque físico, volvieron los relatos de 'cienes y cienes' de batallas feroces -y también ficticias en su gran mayoría- relatadas en un animado tercer tiempo regado con cerveza y fernet. Parece que hubo quien bebió Coca Cola y agua. El pollo salió del spiedo con fritas y ensalada.
Con este partido se pone punto final a una temporada larga que resumiremos próximamente.
(*) Frase literal robada al gran Marcelo Mariosa
Fuente: Federico Sarnovich (Wondervra)
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