La historia
del internacional español de rugby Marcos
Poggi no es apta para incrédulos, ni escépticos. Esta semana hemos
conocido la lista de los 'leones' y 'leonas' que estarán en los Juegos de Río 2016 a partir de la
segunda semana de agosto y en el equipo masculino se encuentra este rugbier
que, tras una temporada espectacular, no pudo disfrutar de la victoria en la
repesca de Mónaco del pasado mes de junio por una lesión que, normalmente,
conlleva quirófano y cerca de medio año de recuperación: rotura completa del cruzado anterior y
lateral interno en grado 2 de su rodilla derecha. Un mes después de
iniciar un camino diferente al de la operación, Poggi afronta sus últimos
entrenamientos antes de convertirse en un histórico atleta olímpico para España.
La
recuperación de Poggi impresiona y ofrece una dimensión bárbara de cómo es el
cuerpo de un atleta de élite. No es una persona cualquiera. Empecemos por el
principio: el 6 de junio, la selección española de rugby 7 tenía su último
compromiso en Rusia antes de jugar el pre olímpico de Mónaco. Allí, la
tragedia, el lado oscuro del deporte, se topó con este jugador en forma de
lesión y Poggi se rompió el
cruzado de la rodilla tan sólo unos días antes de la cita más importante de su
vida, el mencionado torneo monegasco.
El tren pasó por delante... y se lanzó
En un primer
pronóstico, los doctores le dijeron que nadie le libraría del quirófano, pero
llegó el día 19 de junio y los leones se aliaron con la épica para conseguir el
billete que les daba la sorprendente
e histórica plaza en Río. No fueron momentos fáciles para el jugador,
como explica a El Confidencial,
porque sentía que se le estaba
escapando una oportunidad irrepetible. Única. Fue entonces cuando este
nacionalizado argentino de 28 años recibió la noticia por parte del doctor Mikel Arremberri que
cambiaría su destino como jugador de rugby.
Tras volver
a analizar la lesión, el doctor observó que su rodilla era lo suficientemente
estable y fuerte para intentar el 'milagro' de enfrentarse a moles de hormigón
sin que se resintiera. Después de este hilo de esperanza, el internacional
español del Cisneros decidió pagar
de su bolsillo su posible recuperación y comenzó un trabajo exprés
para dar otra capa de cemento a su ya de por sí robusto tren inferior. Las
manos de los fisioterapeutas Samuel
Requena y Alberto Herrero,
junto a una dedicación plena por parte del jugador, consiguieron adelantar
plazos y poner a punto una rodilla que unas semanas antes la habían dado cita
con un bisturí.
Esto es
rugby y, de esta manera, Marcos Poggi se plantó ante la prueba de fuego para
poder ser convocado por el seleccionador, Tiki Inchausti. Tres semanas después de comenzar su recuperación
–la inició el 20 de junio- llegó el torneo de Polonia. Allí Marcos volvió a
ponerse el mono de trabajo y a derribar
todo lo que pasaba por su lado. La rodilla respondió perfectamente y
esta semana llegó su asombrosa convocatoria para Río. Un cuento de hadas.
"Estos deportistas son de otra
pasta"
En El Confidencial hemos consultado
a fuentes médicas para intentar encontrar una explicación precisa a esta
recuperación de la rotura completa del ligamento cruzado y lateral anterior:
"Estos deportistas son de otra pasta. Sus cuádriceps e isquiotibiales pueden ser cuatro veces los de una
persona normal. Con el tiempo lo recomendable es operarse, pero ante una
urgencia y oportunidad como son unos Juegos Olímpicos… Si alguien es capaz de
ir así a una competición de alto nivel, ese es un jugador de rugby".
Actualmente,
Marcos Poggi se prepara en las instalaciones valencianas del Oliva Nova Sports
Resort junto al resto de compañeros para ese sueño hecho realidad llamado Río
2016. Desde allí nos cuenta que, una vez superado este obstáculo personal, el
objetivo de la Selección es terminar entre los ocho primeros (obtendrían
diploma. Participan doce). Según las enseñanzas de su mentor en el rugby, su
padre Guillermo Poggi,
siempre que se compite se va a ganar y ante la superioridad física de algunos
equipos con respecto al español, su respuesta es clara: "Los árboles más grandes siempre caen por
abajo. Hay que ir abajo y placar como un animal a los tobillos".
Fuente: www.elconfidencial.com
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