Tecnidex Valencia R.C. - R.C. Ponent <> Crónica

El Senior A del Ponent cerró la temporada perdiendo inapelablemente (60-14) ante el Valencia R.C. en un partido donde cualquier atisbo de emoción quedó finiquitado a los 20 minutos de juego. La clasificación a los play-off pasaba por vencer al local, impidiendo a su vez que éstos consiguiesen punto bonus. Cuando en el minuto 22 el 8 local marcaba el cuarto ensayo, la historia concluía y sólo quedaba jugar por el orgullo, la camiseta y esas cosas. Y ni así se pudo.

El Tecnidex ganó el partido porque juega simple, pero lo hace bien y rápido. Poco importa que el jugador más viejo tenga 24 años, o el más pesado no llegue a los 90 kg. si te plantas en cada ruck varios segundos antes que el rival, o si en el juego desplegado tienes siempre 4 o 5 tipos más que el contrario. 
¿Las razones? Hay miles de maneras de jugar al rugby pero todas tienen un denominador común: estar en mejores condiciones físicas que el rival y trabajar con seriedad te garantizan tener la pelota casi siempre. Si la pelota es tuya durante el 75% del partido y la gestionas con eficiencia, tienes muchas probabilidades de ganar ese partido. Es así de fácil y de difícil a la vez. 
Así como en el partido de ida se pudo hablar de resultado entregado, ayer no hubo color.

El Valencia juega ancho y rápido, maximizando todo lo posible la distancia entre los puntos de contacto (cuando los hay). Te ataco por un lado, pero te mato por el otro porque llego antes y con más gente. Si así y todo consigues atraparme, vuelvo y te liquido a la de tres. Por allá. 

Da gusto ver a gente joven jugar tan seriamente, ajustados a un esquema de juego que en campo seco y ancho los convierte en un equipo muy peligroso.

Movieron al Ponent al ritmo que marca su juventud, y lo hicieron con variantes y de punta casi siempre. Los nuestros no supieron reagruparse defensivamente casi nunca, pese a la obviedad de la estrategia contraria. Y es que los chavalines locales están muy afilados, y en la mayoría de ocasiones sus piernas fueron más rápidas que la voluntad defensiva del equipo. Hay que saber reagruparse muy rápido en defensa para tapar huecos jugando contra equipos veloces, y ayer el centro del campo parecía una avenida de cuatro carriles. Con Rich tocado desde el principio del partido, con Mariano fuera de su posición, con los tres del fondo con serios problemas de colocación y con varios delanteros que vivían un particular vía crucis yendo de aquí para allá, el partido tuvo poca historia.

Se hace difícil destacar elementos puntuales cuando sucede lo mismo desde el minuto 1 al 80, con pocas y honrosas variantes al guión. Sí, cuando el Ponent tuvo la pelota -poco- y la movió con intención, se vio que este Valencia no es inmortal, y que lo pasará mal en el barro, en campos chicos o con equipos rivales pesados y de jueguito cocinero.

Parra marcó un lindo ensayo tras una jugada de todo el equipo y cuando atacaban Arkaitz, Lucas o Rich se encendía alguna luz, que inevitable volvía a apagarse cuando tras varias fases las diferencias aeróbicas marcaban diferencias. Infinidad de balones robados por falta de apoyo en ataque, últimos pases defectuosos o simples avants que regalaban la posesión al contrario. Sean buscó desplegar el juego cuando pudo, pero la línea ayer estuvo húmeda, plana y con poca pimienta. 

Como -casi- siempre, se jugó con orgullo, huevos y esas cosas, pero el rival también lo hizo, añadiendo el plus de hacerlo con un sentido de la profesionalidad que rara vez se aprecia en el deporte amateur. Doy dos detalles: nadie del Valencia festejó especialmente el cuarto ensayo (que les daba el play-off) ni nadie pareció sucumbir a la presión de jugar bajo las órdenes de un entrenador que te indica vehemente desde la banda los fallos que haces. Estos pibes juegan en serio, y tienen el hambre sagrado de querer hacerte 50 cuando ya te llevan hechos 20. 
Hay algo aséptico y mecánico en su juego que invita a creer que de seguir jugando así y metiendo algo de tonelaje entre pecho y espalda, pueden llegar bastante lejos. Enhorabuena.

Crónica realizada por Federico Sarnovich