Durante el fin de semana del 6 y 7 de diciembre el campo de rugby
del Río ha acogido el Torneo Melé, donde se han dado cita cerca de 600 niños de
las categorías S-12, S-10 y S-8 de diferentes clubes del territorio nacional que
han disputado 98 partidos.
Ya no es el torneo que empezó hace años con cuatro clubes sino que
cada vez son más los equipos que quieren formar parte de este prestigioso campeonato
que se desarrolla cada año en diferentes ciudades españolas. Este año en
Valencia han participado los clásicos Liceo Francés de Madrid, El Salvador de
Valladolid y CAU Valencia, así como los grandes clubes Ciencias de Sevilla, CRC
de Madrid, VRAC de Valladolid y Sant Cugat de Barcelona. Junto con el invitado valenciano Tatami.
El CAU Rugby Valencia, equipo organizador, puso toda su maquinaria a
funcionar. Los delegados, voluntarios, entrenadores y técnicos dedicaron muchas
horas de preparación para que todo saliera perfecto. Además el sol de Valencia
acompañó durante todo el fin de semana.
Ver un torneo de rugby de estas categorías permite disfrutar de
uno de los valores que este deporte busca transmitir: el compañerismo. Con un
paseo por el campo se han podido ver situaciones que hacen aprender muchas
cosas. Ejemplo de ello es la imagen que se dio antes del inicio de los
partidos. Mientras entrenadores y delegados recogía información ya estaba el
campo plagado de niños correteando con sus balones de rugby e incluso algunos
se agrupaban de manera espontánea preguntándose "¿Y tú de donde eres", "¿Me
pasas el balón"…
Los partidos empezaban a un ritmo frenético: ensayos, carreras,
pases, placajes en su pura esencia. Algunos caían al suelo y se levantaban
rápidamente para seguir jugando, gritos de ánimo desde la banda de sus
compañeros, familias disfrutando de ver jugar a sus hijos, padres convertidos
en fotógrafos profesionales, la barra del bar de César a todo gas… El Melé
había empezado de verdad.
Cuando acaban los primeros partidos de nuevo otro valor que el
rugby transmite: respeto. Y es que todos los jugadores se saludaban, hacían el
pasillo correspondiente y daban la mano respetuosamente al árbitro.
Tras muchas horas de juego, la jornada del sábado finalizó y cada
equipo volvío a su alojamiento correspondiente a cenar y descansar.
A primera hora del domingo empezaron de nuevo los partidos y se volvían a ver escenas para enmarcar.
Ahora eran los jugadores séniors del Sant Cugat los que devolvían los ánimos
que habían recibido de los más pequeños en su partido de la tarde del sábado,
participando en la dirección de los equipos de los más pequeños. También se
veían a jugadores del CAU trabajando en la organización y ayudando a los
equipos.
Durante toda la mañana seguían las anécdotas. Algunos padres
llegaban a la mesa de control preguntando en qué campo jugaban sus hijos,
"¿pero en qué categoría?" les preguntaba. "Es que tengo tres jugando, cada uno
de una edad", contestaban.
Los partidos acabaron consiguiendo cumplir los horarios previstos
y los pequeños del VRAC y Salvador se abalanzaban sobre la mesa de la
organización esperando recoger sus copas. Era un momento emocionante para
ellos.
Mientras los técnicos de los diferentes equipos se relajaban
mientras conversaban con una cerveza en la mano, valorando todo lo que había
dado de sí, los padres buscaban las mochilas de sus hijos para que no se
perdiera nada y la organización recogía todo el montaje tras las dos duras
jornadas- Todavía se seguían viendo carreras por los campos de los más pequeños
que parecía que no se querían ir del campo.
Fuente: Prensa CAU Rugby Valencia
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