Arquitecto
de profesión y amante del deporte del balón ovalado, Ignacio Dávila fundó La
Vila en 1982 y lo convirtió años después en campeón de Liga
Hablar de
Ignacio Dávila es hablar de rugby, de ilusión, de proyectos, de cantera. De
carácter afable y con un poblado bigote que le acompaña desde su etapa
universitaria, forma parte de la historia de La Vila. Fundó un equipo de rugby
y lo ha hecho campeón de Liga. Se empeñó en que el pueblo tuviera un campo
propio de césped para jugar los partidos y ya ha empezado los trámites para la
construcción de un segundo. Tiene claras sus metas y lucha para conseguirlas.
No sólo con el deporte, también con su profesión y su otra pasión, la
arquitectura. Gracias a ella se inició en el rugby cuando dejó su Zaragoza natal
para trasladarse a Valencia para estudiar la carrera que siempre había soñado.
Su físico
corpulento llamó la atención de sus amigos y le fueron introduciendo poco a
poco en el deporte del balón ovalado. No se le daba mal, aunque su modestia le
lleva a decir que «era uno del montón». No fue internacional pero sí acudió a
más de una pre-selección. Un segunda línea fuerte, constante y disciplinado.
Requisitos básicos para ser alguien en este deporte.
Así se gestó
su pasión por el rugby. Adquirió unos valores que ahora traslada a su club, La
Vila, con cada vez más adeptos y con máxima ilusión en la 30 edición del Seven
que se disputa a finales de mes.
Pero Ignacio
no sólo ha practicado rugby. Durante sus años en Zaragoza pasó muchas horas
sobre un tatami. Se forjó como un judoca y además de los buenos, llegando a
formar parte de la selección nacional juvenil. Un deportista con mayúsculas que
cambió de disciplina cuando hizo la maleta para comenzar la carrera de arquitectura.
Fueron años de viajes constantes entre Alicante y Valencia.
Del judo al rugby
Del judo al rugby
«Pasé de un
deporte muy técnico como el judo a otro que es todo lo contrario. El primer día
me soltaron en el campo y me dijeron que lo que tenía que hacer era correr»,
recuerda Ignacio, que poco a poco fue subiendo escalones con el balón ovalado
en sus manos.
«En el
colegio mayor de Valencia me ficharon en el equipo universitario, yo hacía
bastante deporte, y me gustó el rugby por el ambiente antes y después de los
partidos, luego pasé a Les Abelles, luego al CAU, luego volví a Les Abelles y
posteriormente al Valencia, en su época dorada. Fuimos campeones de España en
1982», señala el presidente del rugby La Vila. «Siempre me gustó el ambiente de
equipo, pero donde mejor nos lo pasábamos era en el equipo de la escuela de
arquitectura de Valencia», recuerda Ignacio.
Entre idas y
venidas entre Valencia y Alicante se topó con un concejal que dio vida a sus
proyectos: Pedro Marcet.
«Estaba
entrenando en La Vila y se me acercó con una propuesta, de la impartir un curso
de iniciación al rugby en el CD La Torreta. El primer curso ya tuvimos 40
chavales, un éxito tremendo», recuerda. «Estuvimos varios meses así hasta que
creamos el club, aunque al principio jugábamos en un terreno de tierra muy
complicado».
«La Copa
Costa Blanca fue el primer torneo en el que participamos. Empezamos a funcionar
y ya dejé de ir a Valencia para centrarme en este nuevo proyecto», señala
Ignacio, que celebró por todo lo alto el momento en el que el campo comenzó a
tener césped.
Las
conversaciones con Pedro Marcet siguieron y cada vez iban tomando forma los
sueños de Ignacio.
«Organizamos
el primer Seven y ya empezamos a hablar de hacer un segundo campo, que fue el
que tenemos ahora mismo en el Pantano», afirma. «Con mi título de arquitecto
hicimos el proyecto y cuajó. El CSD nos concedía una subvención del cien por
cien para construir el campo», rememora Ignacio con alegría. «Se encargó de la
contrucción ECISA que luego se convirtió en uno de los patrocinadores del
equipo».
A partir de
ese momento La Vila no ha dejado de crecer hasta el punto de convertirse en
campeón de Liga en el año 2011, aunque el éxito no se le subió a la cabeza como
no podía ser de otra forma. La obsesión era otra: la cantera. Captar jugadores,
formarlos y verles triunfar es la obsesión de Ignacio. Por sus manos ha pasado
César Sempere, un fijo en la selección española y que ahora lucha por
clasificarse para Río en la modalidad de rugby 7.
«Nunca me
imaginaba ganar una liga con La Vila, pero en el deporte hay que progresar y
todavía hay muchas cosas que mejorar para promocionar este deporte por toda la
provincia», afirma.
Una de sus
constantes luchas es promocionar La Vila por Europa. De hecho, cada vez son más
los equipos que eligen esta tierra para realizar sus pretemporadas aprovechando
el clima y las facilidades para entrenar sin tener que hacer excesivos
kilómetros. «Hay equipos que llegan a pasar en La Vila hasta 40 días seguidos»,
señala Ignacio, que se ha convertido en un referente en España.
Fuente: www.diarioinformacion.com
Esta frase es MORTAL:
ResponderEliminarLa obsesión era otra: la cantera. Captar jugadores, formarlos y verles triunfar es la obsesión de Ignacio.
CARADURA !!!
y el segundo campo lo construirá con lo que se ahorra de los terceros tiempos de chorizo Hacendado?
ResponderEliminarCaradura es poco.
Lo principal es la cantera... Por eso en 2011 salieron campeones jugando con 15 canteranos
ResponderEliminarY el negocio de los hoteles y los chanchullos que tiene por ahí no salen en la nota?
Hay poquito de envidia de los titulos de la vila no?
EliminarSe nota un poco de rencor en tus comentarios
Parece que nunca ganareis nada como la vila y de ahi tus palabras ...
Buff no sabes que envidia.
EliminarQue sabes que gane yo? Eso sí sin un presidente mafioso y mentiroso.
Hablar de davila es hablar de: estafas, robos a la frcv apuntarse a los viajes de fer de 7s por la cara, lo q va siendo una auténtico caradura que jamás apostó por la cantera
ResponderEliminarsoy de la vila cuando quitemos a este tio de la directiva vamos a ascender
ResponderEliminarJosé Mendoza, te la has marcado subiendo este artículo. Mañana cuelga el que pienso mandarte: Toni Gimeno, respeto al rugby.
ResponderEliminarEste artículo como muchos otros que son publicados en otros medios de comunicación siempre se suben a este blog después de que el club lo comparta.
EliminarSi mañana hay un artículo sobre Toni Gimeno o cualquier otro en un medio de comunicación o a través de su club, será igualmente publicado.
Trajo el rugby a La Vila, pero también hay que plantar semillas de humildad y no desechar a nadie y saber dar las gracias a mucho o poco humildemente. Entonces La Vila crecerá más de lo que creció. El rugby en La Vila no es patrimonio de nadie en concreto, sino de todo el mundo vaya o no al campo. Siempre le daremos las gracias por haber traído el balón oval a La Vila. Pero no se olviden que el primero oval como tal no lo trajo él, sino un vilero llamado Vicente Senabre como regalo de sus hermanos de cuero antiguo. El primer partido de rugby con reglas o sin reglas se jugó en un bancal con cuatro palos de carpinteria en la Glorieta por los años 70. A cada uno lo que es de cada uno.
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