Reproducción del reportaje realizado por Chente Oliver de levante-emv.com
Un chaval
valenciano de 18 años, Àlvar Gimeno, tuvo la responsabilidad de debutar en la
División de Honor de rugby como apertura del mítico Cisneros sin cumplir la
mayoría de edad
Àlvar Gimeno Soria (Valencia, 15/12/1997), ha mamado
el deporte en casa desde que nació. Su madre es Yolanda Soria, antigua jugadora
del histórico Iber de balonmano, y su padre es Toni Gimeno, alma mater del CAU
Valencia de rugby. Por eso, no es de extrañar que el chaval ya jugara al rugby,
su verdadera pasión, desde los 4 años. Ni tampoco que a los 17 años, y tras una
estancia formativa en Nueva Zelanda, la cuna del rugby, tuviera la oportunidad
de debutar en la División de Honor jugando de apertura y con la responsabilidad
de lucir del diez del Cisneros.
Campeón de España juvenil con el CAU Valencia, y Campeón de Europa Sub-19 con
la selección española, el valenciano Àlvar Gimeno es una de las grandes
promesas del rugby español. Sin cumplir los 18 años, pasó de un equipo juvenil
a la máxima categoría del rugby nacional. Y el día de su debut se lo
explicaron: «Sí, es cierto, el nivel de contacto es mucho mayor. En el primer
partido que jugué el flanker del equipo rival me partió la ceja y tuvieron que
realizar lo que se llama un cambio de sangre. Poco a poco vas cogiendo las
distancias», relataba el actual jugador del Cisneros a este periódico.
Aún así, el
hecho de provenir de una generación de élite, la del año 97, que lleva muchos
años jugando al máximo nivel y logrando éxitos tanto a nivel nacional con el
CAU Valencia, y en las categorías inferiores de la selección española, con un
importante triunfo en el Campeonato de Europa ante Rumanía en Lisboa, le ha
servido a Àlvar para no acusar en exceso el hecho de debutar sin la mayoría de
edad en División de honor. «Las diferencias se notan, pero a nivel de juego y
de comprensión de juego no tanto. También es cierto que el hecho de estar al
lado de jugadores de la talla de David Mota, Andrew Norton o Iñaki Villanueva
también te ayuda mucho», explica.
La pasión de
Àlvar por el rugby es tal, y la de su padre Toni también, que se fueron a Nueva
Zelanda en el año 2009 para empaparse de toda la liturgia del deporte del balón
oval. Allí, a los 12 años, el chaval jugó en el Burnside RFC con el que se
proclamó Campeón de Christchurc. «Fue una experiencia espectacular,
inolvidable. Allí aprendí a defender, a placar, y a recuperar el balón, que son
las principales virtudes de los jugadores de la selección de Nueva Zelanda. Se
vive el rugby de diferente manera. Es otra cultura. En el recreo del colegio
los chavales juegan a rugby, se llenan de barro, y vas a clase y no pasa nada.
No tiene nada que ver con esto», comentaba.
Esa
experiencia vital le valió a Àlvar para mejorar a todos los niveles. Como
jugador, es un apertura con muy buenos fundamentos. Ataca siempre al oponente y
tiene habilidades de pase. Su juego al píe es muy importante. Defensivamente es
muy presionante y bastante seguro. Por este motivo, no es de extrañar que sea
el líder de la selección española Sub 19 que ganó el Europeo de su categoría.
«Fue un exitazo. Hace dos años Rusia nos ganó y en este torneo fuimos muy
superiores. Ganamos en la final a Rumanía y jugamos un rugby de mucho nivel»,
afirmaba el valenciano.
Ahora, Àlvar
ha fijado la mirada en el Mundial de Zimbabue, donde España jugará ante
potencias como Fiji o Samoa, y en el Mundial absoluto de Japón 2019 en el que
la selección podría afrontar la segunda cita mundialista de su historia. «Mi
objetivo es jugar y jugar. Sumar partidos y experiencia en División de Honor. A
nivel de la selección, poco a poco vamos subiendo el listón, y el objetivo de
España es hacerse visible en el mundo del rugby. Ojalá algunos de nuestra
generación tengamos la oportunidad de jugar el Mundial de Japón, Sería algo
maravilloso», concluye.
=O
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